Características: Menor de edad (17 años) - Violador
Número de víctimas: 7 +
Periodo actividad: 1996 - 1999
Fecha detención: 7 enero 1999
Fecha de nacimiento: 25 enero 1982
Perfil víctimas: Muchachas adolescentes
Método de matar:
Localización: El Salvador
Status: Condenado a 7 años de prisión
Este menor, de 17 años, nacido en
El Salvador fue acusado de 17 asesinatos, aunque el tribunal que le
juzgó no encontró evidencias suficientes en 10 de ellos.
En Abril de 1999, Gustavo Adolfo
Morales,
(cuyo nombre completo no puede ser publicado por ser menor y prohibirlo
las leyes de El Salvador), fue condenado por el asesinato de 7 personas
a una pena de 7 años de prisión, la condena más elevada que se puede
imponer a un menor.
Gustavo Adolfo siempre ha mantenido
que él no es el autor de los asesinatos, y que ha sido objeto de
una persecución sin ninguna prueba. "Mis manos no han
matado," dijo en una conferencia de prensa. "El juez dudó de
mí por mis tatuajes, por mis bromas. Nadie me cree."
Gustavo Adolfo, al que sus familiares
llaman "Tavo", creció en un barrio pobre de San Miguel, a 120
kilómetros al este de la capital de El Salvador. Cuando tenía 10 años
su madre le sacó del colegio porque los demás chavales le pegaban
diariamente. Al cumplir 13 años, entró en el mundo de la delincuencia
de la mano de matones norteamericanos deportados a El Salvador.
Su primer asesinato fue el de una
chica con la que salía. Tenía 14 años. Según los fiscales, Gustavo
Adolfo la raptó y la llevó a un lugar remoto donde la violó, le
cortó los pechos y la arrojó, todavía viva, en un pozo, donde la
dejó morir.
Los fiscales no dieron detalles de los otros 6 asesinatos,
por la prohibición de dar publicidad a los actos delictivos cometidos
por menores, excepto para afirmar que varias víctimas habían sido
violadas, y que "los asesinatos de Gustavo Adolfo se definen a sí
mismo por su brutalidad".
Un mes después de ser condenado, en
mayo de 1999, Gustavo Adolfo y varios miembros de su banda consiguieron
escapar del reformatorio, tras golpear brutalmente a uno de los
vigilantes.
Aunque la fuga duró menos de un día,
la polémica sobre las medidas de seguridad de los reformatorios y las
leves penas que se imponen a los menores fue portada en todos los
diarios salvadoreños. Las reacciones fueron numerosas. El presidente
Armando Calderón manifestó "que estos hechos dicen mucho de la
dramática situación que vive nuestro país", y el arzobispo de
San Salvador, monseñor Gregorio Rosa afirmó que "Gustavo Adolfo
es la otra cara de la sociedad que nosotros hemos creado".
La madre de Gustavo Adolfo, Dora
Alicia Morales, manifestó a la agencia Associated Press que su hijo
nunca había matado a nadie. Reconoció que pertenecía a la banda
"Salvatrucha", a la que según su madre se había unido
"por que le gustaba llevar esos pantalones vaqueros holgados",
pero que nunca había violado a ninguna chica. "Eran ellas las que
le buscaban a él. Mi hijo no es un monstruo. Le acusan porque no le
conocen".
En la actualidad "Tavo"
cumple su condena en un centro penitenciario de máxima seguridad.
La cruz de la madre de El Directo
El Diario de Hoy
5 de marzo 2004
Por cada pandillero, hay una madre detrás que sufre
la problemática de las maras. Les esperan, no duermen pensando dónde
estarán, qué harán y muchas saben lo que es llorar hasta no tener
lágrimas. Dora Alicia Morales Granados, mamá de El Directo, no duda en
correr a las delegaciones policiales a rogar por su libertad. Ella
perdió la esperanza en el sistema de justicia y sólo cree en Dios para
que no le pase nada malo a su vástago.
Sin duda, la mayoría de gente sabe del tristemente
célebre pandillero de la Mara Salvatrucha Gustavo Adolfo Parada Morales,
alias El Directo, acusado de varios asesinatos y que fue sentenciado a
siete años de internamiento.
El mismo que fue puesto en libertad por buena
conducta y que ha sido aprehendido por la Policía Nacional Civil acusado
de diversos hechos que aún no han sido esclarecidos.
En todo momento, Dora Alicia Morales Granados, de 38
años, está junto a él, apoyándolo y creyendo en su inocencia. Su venta
de bisutería queda en un segundo plano a la hora que su hijo de nuevo
está en problemas con la justicia: el 16 de febrero pasado fue esposado,
acusado de robo.
Los centros penales, la oficina de derechos humanos,
la delegación policial y el hospital, se han vuelto sitios muy conocidos
para esta madre, quien sin apartarse de sus tres hijos más pequeños da
seguimiento a los procesos legales del mayor.
Al parecer, los problemas siempre han seguido a Dora
Alicia Morales Granados, quien nació un 25 de junio de 1965, en la
colonia Panamericana de San Miguel, aunque sus primeros años
transcurrirían en la Colonia 14 de Julio.
Estudiaría la primaria en la escuela Dolores C.
Retes, por la mañana; sin embargo, debido a la escasez de dinero
abandonó la enseñanza cuando apenas había cursado el sexto grado. Su
familia era “disfuncional”: vivía con su abuela, quien financiaba la
escuela, pero como era muy anciana tuvo que dejar la vida de cuadernos
para contribuir con el sostén familiar.
Maltratada
Desde los nueve años, la niña vivía con ella, debido
al maltrato de su padrastro. Ya adolescente, viajó a visitar a unos
parientes al municipio de Santa María, en Usulután. Ahí conoció a
William Nelson Parada, de quien se enamoró y posteriormente salió
embarazada.
La pareja se encontraba en el municipio de Santa
Elena, en 1981, cuando la situación de la guerra se agudizó. “Mi suegra
hizo que mi compañero se fuera para Estados Unidos, debido a lo
peligroso del país”, recuerda Dora Alicia.
La única salida de la adolescente embarazada, de tres
meses, fue regresar a la casa de la abuela en San Miguel. A la semana,
consiguió un trabajo de empleada doméstica, en la casa de un detective
de la Policía Nacional, que le permitió tener un sueldo para vivir,
porque nunca obtuvo ayuda de la familia de su compañero.
“Un día fui a pedirles la dirección de él y me
dijeron que no la tenían, que no tenían comunicación”, dice Dora Alicia.
No supo más del primer amor de su vida y que más tarde, a los ocho años,
sólo buscó a su hijo para darle el apellido.
El embarazo transcurrió con los sobresaltos normales
en una futura madre adolescente. No tuvo ningún problema en especial,
fuera de los que le ocasionaba la precaria situación económica. Eso sí,
en su mente está gravado el día anterior a su parto por una tragedia. En
la pieza de al lado, un joven se mató con una granada, y junto con él un
anciano y una niña. El mesón está al final de la 17 Calle Poniente, en
el barrio San Nicolás.
El nacimiento
El 25 de enero de 1982, con 16 años a cuestas, Dora
Alicia dio a luz a Gustavo Adolfo en las instalaciones del hospital
Nacional San Juan de Dios de San Miguel, cuando éste se encontraba en el
terreno de la capilla Medalla Milagrosa.
Fue un momento de dicha en la vida de la joven madre,
cuya energía se concentró en sacar adelante el fruto de su amor
truncado. El bebé se volvería inseparable de su regazo.
Días antes de su parto, Dora Alicia se había ido a
vivir con su progenitora y con el dinero de indemnización que le dio el
detective adquirió mercadería como ropa y bisutería, que vendía
“correteada” en el centro de San Miguel. Gustavo Adolfo se quedaba en
una canasta de bebé con una señora que vendía hortalizas, mientras su
madre recorría el mercado vendiendo, pero a cada rato se acercaba a la
venta de rábanos para ver cómo estaba.
Pasó un año entre las ventas del mercado, de ropa y
las ilusiones de la vida. Entonces, Dora Alicia intentó reconstruir su
vida y se acompañó. Llegaron tres hijas, quienes actualmente tienen 21,
15 y 13 años. Con el tiempo, la nueva relación se volvió inestable y
volvió a quedar sola. Los gastos familiares eran siempre cubiertos con
su venta de ropa.
Gustavo Adolfo y sus hermanas fueron a la escuela. El
fue el único que apenas terminó el Sexto Grado en la misma escuela que
su madre, la Dolores C. Retes.
En un tercer y definitivo intento, Dora Alicia empezó
otra relación sentimental en la cual engendró tres niños. Ellos ahora
tienen 9, 6 y 4 años. Todos, incluidas las tres hijas de su segunda
unión, estudian.
El padre de los menores ha apoyado en los diferentes
momentos que su mujer ha tenido que dar la cara por su hijo mayor. Igual
postura toma la iglesia evangélica de la cual son miembros.
En la mara
Según Dora Alicia, durante el tiempo que su hijo fue
un niño y luego un adolescente no se metía en problemas, “hasta que
empezó a frecuentar a una novia que tenía en la colonia Milagro de la
Paz. El trabajaba en una panadería y volvía temprano a la casa, de
repente al ir a visitar a su novia en ese colonia empezó a llegar más
tarde. Supongo que ahí fue donde empezaron a frecuentarlo los mareros”,
sostiene con voz dudosa.
Por ese tiempo, Gustavo Adolfo tenía 15 años. La
madre cree que fue entonces cuando comenzó a involucrarse con las malas
compañías, “al principio sólo iba de visita y luego, se empezó a quedar
a dormir con ella (la novia) en esa colonia...
Posteriormente fue cuando me habían dicho que andaba
junto con los pandilleros, y es que los jóvenes tienen diferentes
motivos para entrar ahí”, explica Dora Alicia, en referencia a que
muchos adolescentes son involucrados en estas agrupaciones desde muy
niños. “No sólo se meten a eso, porque tengan problemas en los hogares
sino también quienes tienen más tiempo de pertenecer a la mara, les
prometen, vida, dinero fácil y comodidades”.
Sin embargo, aceptó que existen muchachos que llegan
hasta la pandilla buscando una familia.
La captura
El escándalo y los crímenes de su hijo la golpearían
el 7 de enero de 1999: la policía detuvo a Gustavo Adolfo, entonces de
17 años, acusado de participar en el asesinato de 17 personas. En el
juicio se comprobó su involucramiento en siete.
La captura era el último eslabón del aparecimiento de
cadáveres y de una serie de avisos de desapariciones de personas, a lo
largo de 1998. Antes de finalizar ese año, ocurrió un nuevo asesinato.
En esta ocasión, la víctima fue un familiar del delegado regional de la
Procuraduría de Derechos Humanos (PDDH).
Los acontecimientos se precipitaron y se ordenó la
captura de El Directo y en consecuencia, empezaba el peregrinaje de Dora
Alicia. “No estaba preparada para eso”, acepta. “Fui a la delegación de
policía y todavía recuerdo al oficial que estaba de turno, quien no me
quiso dar información. Me gritó y me trató muy mal”.
Su trajinar no terminaría ahí: “la primera vez que
agarraron a mi hijo fui a Derechos Humanos, sin saber que el encargado
de esa oficina en San Miguel acusaba a mi hijo de haberle matado a un
sobrino, y yo lloraba en la puerta de la oficina de él para que me
atendiera y no me dio la cara”.
Para ese tiempo, ella ya asistía a la iglesia
Tabernáculo de Oración, de la que asegura obtuvo mucho apoyo. Eso la
lleva a afirmar con esperanza que “las leyes terrenas me han abandonado,
pero la ley de Dios no”.
La persecución
Luego de ser capturado, Gustavo Adolfo fue llevado a
las bartolinas del Cuerpo de Agentes Metropolitanos. De ahí al penal de
San Francisco Gotera, en Morazán, pero al poco tiempo de estar en ese
lugar se fugó el 30 de abril de 1999. La policía lanzó una alerta
general por la peligrosidad del pandillero.
Todas las unidades tenían en su mira a “El Directo”,
quien sería recapturado bajo un gran despliegue de la autoridad en las
cercanías del balneario Altos de La Cueva. En ese momento, también se
conoció públicamente a Dora Alicia Morales, la principal defensora de su
hijo.
Recibiría la condena a siete años de internamiento,
en el centro penal de Ciudad Barrios. Más tarde, fue llevado al Centro
Penal de Tonacatepeque y hasta allá llegaba su madre, con sus tres hijos
pequeños de la mano, para poder visitar a su hijo mayor. “Mis hijas
grandes se quedaban con sus tías, los pequeños me los llevaba yo”, dice
Dora Alicia.
Entre el comercio de ropa, el lavado y planchado de
ropa ajena, el cuidando a sus seis hijos menores, la mujer sacaba el
tiempo que exigían las visitas a Gustavo Adolfo.
Ella cae en la cuenta de las equivocaciones de
cualquier familia, pero también asegura que su hijo no es el monstruo
que los medios de comunicación y los policías han querido reflejar.
“Tenemos una familia, mis otros hijos están en la escuela, forjándose un
futuro, no es que aquí se toleren todas esas situaciones de las que se
acusa a Gustavo”, asegura.
El estigma
Para los hermanos de Gustavo Adolfo tampoco ha sido
fácil. Han sido estigmatizados y hasta les han llamado “las directas” y
“los directos”, a tal grado llegó la situación que sus hermanas fueron
objeto de burlas de sus compañeras en una escuela de niñas.
Dora Alicia habló con los maestros e incluso cambió
de escuela a sus hijas y en su afán de protegerlas se priva de su
compañía, “no salgo con mis hijas, para que la gente no las reconozca y
no las asocien conmigo o con mi hijo, no porque no las quiera sino
porque no quiero que se burlen de ellos o les hagan daño”.
Los días de cárcel transcurrieron. Y la madre supo de
nuevo de la felicidad cuando recibió la noticia que por buen
comportamiento, Gustavo Adolfo salía libre en octubre del año 2002.
“Dios le cambió la vida a mi hijo”, exclama Dora
Alicia. “No hemos dejado de asistir a la iglesia Tabernáculo Amigos de
Israel, de cuya congregación han tenido un gran apoyo. Mis hermanos, la
familia, mis vecinos, siempre nos han apoyado. Hay más gente que me ha
brindado su ayuda, de la que me ha señalado”.
Pero los últimos hechos delincuenciales en donde se
ha visto involucrado su vástago, han roto la frágil tranquilidad de esta
madre. ¿Los delitos? Portar arma, robar una bicicleta y este 16 de
febrero, fue detenido de nuevo por un asalto.
En la mira
Hoy, se encuentra en el Centro de Cumplimiento de
Penas de Ciudad Barrios, mientras la Fiscalía General de la República
investiga por espacio de cuatro meses.
Dora Alicia vuelve a tomar la palabra en nombre de El
Directo. Argumenta que lo de las armas que supuestamente le encontraron
a su hijo, como el robo donde resultó herido de bala, “ha sido
planificado, porque hay gente que les quiere hacer daño” y agrega: “Unas
noches antes del último incidente, unos jóvenes pasaron en bicicleta
gritando ‘salí Directo culero’ y lanzaron piedras a la casa de enfrente.
El vecino salió molesto creyendo que Gustavo había sido el hechor y 20
minutos más tarde llegaron los policías a su casa, con una orden
judicial de cateo que sólo leyeron, pero que no se la mostraron. Esa
noche levanté a mis hijos pequeños, para que registraran el cuarto”.
Su relato continúa: la noche del 16 de febrero, su
hijo iba hacia la casa de un familiar, cuando sucedieron los hechos. Hay
testigos que serán clave en el proceso. El padre del joven que hirió de
bala a su hijo, nos ha amenazado e incluso en una ocasión en la que iba
acompañada de su hijo menor, por lo que mis niños tienen un gran trauma
con la policía y con la familia de este joven, a tal grado que mi hijo
no quiere ir a la escuela por miedo de encontrarse en el camino a este
señor.
“Sé que mi hijo ha cambiado”, recalca Dora Alicia y
advierte que la gente no le da oportunidad de demostrarlo, mucho menos
la policía.
“Ahí debe haber alguien empeñado en que Gustavo
vuelva a la prisión, hay alguien que quiere dañarnos y Gustavo ha
cambiado”.
Una de sus pruebas es que el joven de 22 años estaba
empleado en la empresa Flores Cisneros.
A estas alturas de su vida, cuando ve tras las rejas
a su primogénito y a partir de su experiencia, Dora Alicia hace un
llamado de atención a los padres para que se alerten con las conductas
de sus hijos. “Cuando ellos visten pantalones muy acampanados, los
cortes de pelo y los tatuajes, son una señal de alerta”, sostiene esta
madre y que no ha tenido reparo en asegurar varias veces, “él es mi
cruz”.
“No se metía en problemas, hasta que empezó a
frecuentar a una novia que tenía en la colonia Milagro de la Paz. El
trabajaba en una panadería y volvía temprano a la casa”.
CRONOLOGÍA DE LA VIDA DEL DIRECTO
1998 Diciembre
La agenda policial de San Miguel se vio marcada por
dos acontecimientos: la aparición de cadáveres y los avisos de
desapariciones de personas. Pocos días antes de que finalizara el año,
asesinan a José Antonio Martínez, de 18 años, sobrino del delegado
regional de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDDH), Juan Antonio
Yánez.
1999 Enero 7
Detienen a Gustavo Adolfo Parada Morales, de 17 años,
involucrado en la muerte de 17 personas. Su banda de pandilleros actuaba
en las colonias Milagro de la Paz, Panamericana, El Tesoro y San Pablo.
Los pozos abandonados de las colonias San Pablo y El Tesoro, de San
Miguel, eran el destino final de sus víctimas.
1999 Febrero 8
La autoridad reporta el hallazgo de cuatro cuerpos en
los pozos de la muerte: uno en el mesón Cornejo, en el barrio San
Nicolás, y los otros en un pozo abandonado en la cancha de la colonia
Panamericana, al sur de la ciudad de San Miguel.
1999 Febrero 17
El director de la Policía Nacional Civil, Rodrigo
Avila, indicó que aunque se responsabiliza de 17 homicidios a El
Directo, éste no puede ser acusado de los delitos porque no son
contemplados en la Ley del Menor Infractor. Esto provocó una polémica
sobre la necesidad de reformar la normativa minoril. El marero sólo
podía permanecer internado un máximo de siete años en un resguardo para
menores.
1999 Abril 15
Inició el juicio contra El Directo.
1999 Abril 16
A siete años de reclusión en un centro correccional
fue sentenciado el pandillero, tras comprobar que había participado en
siete homicidios, gracias a la declaración de tres testigos. Ellos
habían pertenecido al grupo de El Directo.
1999 Abril 30
Gustavo Adolfo Morales se fugó del centro de
readaptación de San Francisco Gotera, junto a otros ocho delincuentes.
Al amparo de una tormenta, serrucharon un barrote y escaparon. La
autoridad desata una cacería humana.
1999 Mayo 2
La Policía recapturó a El Directo, luego que asaltara
a los pasajeros de un bus. Y se publica su fotografía, a pesar de la
prohibición en las leyes minoriles.
1999 Mayo 5
Los medios informativos rechazaron la pretensión de
las autoridades de procesarlos por revelar la identidad de un peligroso
delincuente. Coinciden en que se impuso el derecho de la ciudadanía a
protegerse frente a las prerrogativas que la ley da a los delincuentes.
2002 Octubre
El Directo quedó libre por buen comportamiento.
2002 Diciembre
La Policía detiene al marero por la portación de un
arma.
2003 Septiembre 21
Es capturado por el robo de una bicicleta y lesionar
a su propietario.
2003 Septiembre 25
Fue puesto en libertad, porque se retiró la denuncia.
2004 Febrero 16
Gustavo Adolfo Parada Morales es detenido en el
hospital San Juan de Dios, cuando fue ingresado de emergencia por herida
de bala. Un sujeto lo lesionó, porque supuestamente intentó asaltarlo.
Actualmente, El Directo está en el Centro de Cumplimiento de Penas de
Ciudad Barrios.
Juez especial abre proceso contra “el
Directo”
Junto a otros reos se supone
que participó en la muerte de un reo del penal de Gotera.
Wilmer Lizama - Laprensagrafica.com
10 noviembre 2007
Gustavo Adolfo Parada Morales, conocido como “el
Directo”, de 24 años, seguirá procesado por el delito de homicidio en
perjuicio de Rafael Enrique Aguirre Martínez.
Junto a Parada son procesados otros siete reos del
penal de San Francisco Gotera, Morazán.
A todos, el juez especializado de San Miguel les
decretó ayer durante la audiencia de imposición de medidas instrucción
formal con detención.
A los detenidos se les imputa el homicidio de Aguirre
Martínez, ocurrido el pasado 22 de agosto en el penal goterense.
Los procesados por ser autores materiales del crimen
son Tomás Antonio Menjívar Elías, William Antonio Alas y Parada Morales.
Por complicidad son procesados Gonzalo Antonio Flores Sánchez, José
Antonio Turcios Pineda, José Antonio Astorga Salgado y Pedro Zavala.
Asimismo, al imputado Carlos Euceda Díaz, quien era
procesado por el delito de encubrimiento, se le decreto instrucción sin
detención. Sin embargo, sigue preso porque es procesado por otros
delitos.
En su defensa, Parada Morales señaló que tiene
testigos de que él no se encontraba en el sector donde ocurrió el
asesinato. En tal sentido dijo que era inocente y que todo se trata de
un mal entendido.
Actualmente, “el Directo” cumple una condena de 11
años de prisión.
En represalia
Según el proceso investigativo, los imputados habrían
cometido el crimen en la mañana del pasado miércoles 22 de agosto, en el
sector 2-B, debido a que ellos “lo acusaban de ser traidor”; luego lo
apuñalaron con armas cortopunzantes hechizas.
La Fiscalía aseguró que Parada Morales, Elías y Alas
habrían asesinado al interno, y que el resto se quedó dando seguridad a
las entradas y contornos del lugar donde se cometía el crimen. Los
autores materiales del crimen borraron toda evidencia después del hecho.
Un custodio que pasó por el lugar descubrió el cuerpo
y dio aviso a las autoridades, que esperaban descubrir el homicidio. En
ese momento, Euceda dijo que él solo había dado muerte a Aguirre
Martínez.
“El Directo” es absuelto del delito de extorsión
Se prevé que la Fiscalía recurra a la Cámara Especializada de
Instrucción.
Wilmer Lizama - Laprensagrafica.com
Martes, 25 noviembre 2008
El juez Especializado de Instrucción de San Miguel,
Jorge González, exoneró ayer de cargos a Gustavo Adolfo Parada Morales,
alias “el Directo”, quien era procesado por extorsión.
La resolución beneficia también a su esposa, Rosa
María Coreas de Parada, y a Tomás Antonio Menjívar Elías, procesados por
el mismo delito en perjuicio de un reo del penal de Ciudad Barrios.
La resolución del juez se dio ayer, cuando
comparecieron los tres imputados en una audiencia en dicho tribunal.
El pasado 8 de octubre, la Cámara Especializada
resolvió se diera la recaptura de los, hasta ayer, procesados. Estos
fueron beneficiados en primera instancia por el juez González con
instrucción sin detención.
La Fiscalía, en su informe, aseguró que pretendían
comprobar que tanto Parada Morales como Menjívar Elías dirigen una red
de extorsionistas y que la esposa del “Directo” es quien recogía el
dinero.
En la primera actividad judicial, llevada a cabo el
pasado 19 de septiembre, se dictó en contra de los tres procesados
instrucción sin detención.
Se prevé que la Fiscalía General nuevamente recurra a
la Cámara Especializada de San Miguel con un recurso solicitando
nulidad, y que se lleve a la instancia superior para poder determinar si
los detenidos tienen responsabilidad judicial.
Gustavo Parada cobró notoriedad en 1999 por su
vinculación en 17 homicidios en la colonia Panamericana, en San Miguel.
Fue condenado a siete años de internamiento en una penitenciaría
juvenil, pues los crímenes los cometió siendo menor de edad. Cumple dos
condenas por homicidio, que totalizan 43 años de prisión ya como adulto.